Cuando mi viejo llegaba de Buenos Aires
después de algunos meses sin verlo
venía con un bolso lleno de ropa sucia
de manijas forradas y un cierre largo
Vivíamos en la casa del paso a nivel
una vieja construcción inglesa
edificada junto a las vías
en todos los pueblos del ramal
Una mañana de invierno
cuando el sol va templando la tierra
tomé ese bolso pesado y mal oliente
y salí a la calle jugando a que me iba
Pasaban los autos, yo los sentía venir
pero no me daba vuelta
no quería que me reconocieran
y avisaran a mis padres
Cuando estaban enfrente mío
los miraba y nublaba la vista
como si estuviera en un lugar
donde la niebla dificulta los paisajes
Me fui lejos de casa
y sobre la hierba
comí al costado del camino
un pedazo de pan con entusiasmo
Vivía viajando de un lugar a otro
pero caminaba por la misma calle
donde podía imaginarme el mundo
como si fuera mi pueblo.
Santa Eleodora, un día de frío de 1987.