La mujer de los animales

La mujer de los animales
Sergio

jueves, 11 de marzo de 2010

Ceremonia

Estamos en la selva.
Algunos reptiles nos deben estar viendo.
La luna comienza a modificar el volumen de savia en todas las plantas.

La medicina está en una botella de plástico pequeña,
beberemos la sustancia extraída del amazonas,
le pediremos a la madre de la muerte
nos conduzca hacia donde nunca fuimos.

Una hora más tarde comienzan los vómitos,
sudoración vital para saber de qué se trata.
Rezo con las manos, abro con las manos, formando un cuenco.
Una puerta se abre dentro de mi cabeza,
y finalmente millones de estrellas me reciben
plasmadas en la tela de un vestido que lleva mi madre,
a mi padre no logro verlo, pero aparece y ríe,
haciendo acto de presencia.
Veo a mi hermano, a su mujer, a su pequeño hijo dormido,
sigo en la velocidad del viaje,
llego a una habitación llena de juguetes didácticos,
y al acercarme se convierten en peces,
otros juguetes más pequeños cobran vida,
así continúo hacia lo que más temo, se tensa mi boca en las mandíbulas,
y los vómitos me retuercen hasta sacar todo lo que había.

Cantan los pájaros.
Algunos animales nos deben estar viendo.
EL chamán repite mi nombre,
rocía con perfume de limón y miel, todo mi cuerpo.
Rocía mi cara, la baña de arriba abajo, sopla el humo de un tabaco que fuma.
Me dice cuatro o cinco cosas de las que padezco,
mientras un gallo amanece y me recuerda
que no hay otro principio
para ser un hombre completo.

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