La mujer de los animales

La mujer de los animales
Sergio

lunes, 7 de noviembre de 2011

Serenidad


Es de madrugada y los bares aun siguen llenos de gente. La noche respira un aire fresco que invita a subir a cualquier terraza y fumar una hierba que ordene las tentaciones. Hay un momento de reconciliación entre las horas y el cuerpo. Pienso que si estuviera en medio de un valle en la montaña, saldría a caminar para hacer del silencio las palabras más exactas. Definiciones puntuales que hablen de lo lejano, lo que se escucha detrás del viento, un grito nocturno que cruza lo desconocido. Será posible contemplar tanta inmensidad y pensar lo poco que tengo, asumir todas las posibilidades que podrían ser mejores. La vida que he elegido me pregunta que quiero hacer con las respuestas y me siento a meditar dentro de mi mente soñadora. Sé que la solución está en buscar lo que no me pertenece todavía, y a mi edad me falta conseguir para ser un hombre completo. Al final, el desierto que he cruzado me mira, lo importante es la felicidad de los hechos, lo bueno que está por venir. Si busco un resultado diferente, el secreto está en no seguir haciendo siempre lo mismo.